Debido a esa necesidad y a que hace tiempo tenía la inquietud de trabajar con la sal, decidió crear una microempresa familiar dedicada al envasado y distribución de este producto la cual llamó Fedusal21. “Su nombre se debe a las iniciales de dos de mis hijos, Felipe y Juan Eduardo, la sal por el producto y el 21 por la trisomía del más pequeño”, explica.
En sus inicios empezó a vender la sal al natural y después profesionalizó el proceso, por lo que realizó una alianza con los parceleros salineros de Lo Valdivia en la sexta región para obtener la materia prima. Él se encargaba de elegir la sal, llevarla a Temuco, limpiarla, secarla, mezclarla con especias naturales, envasarla, etiquetarla y distribuirla. Ya constituido, en 2019 postuló a la segunda versión del concurso Impulso Chileno, iniciativa de la Fundación Luksic, donde obtuvo uno de los primeros lugares.
Con el premio de Impulso Chileno, que consistió en $10 millones de pesos para financiar su proyecto y 6 meses de acompañamiento académico con la Escuela de Administración UC, Miguel ha podido eficientar y fortalecer su producción. Adquirió un horno industrial, una mezcladora y variados insumos: “Me ha ayudado mucho porque el secado de la sal antes lo hacía con un horno convencional y tenía que secar de a dos kilos cada 20, 25 minutos. Ahora con el horno industrial puedo secar 50 kilos al mismo tiempo”.
La calidad de los productos de Fedusal21 hizo que este emprendimiento fuera reconocido con el sello dorado por parte de la Asociación Chilena de Asadores, que tiene como objetivo recuperar y dar identidad al asado chileno y a la cocina ancestral chilena.
Eduardo Elgueta, presidente de la asociación, explica que formaron un comité de expertos en distintas materias y decidieron crear este reconocimiento para productos que cumplan con excelencia en términos de branding, aporte publicitario y calidad; además de todos los aspectos legales.
“Miguel tiene un producto de excelencia, hoy día es la sal de mar mejor trabajada del mercado, es la única que no contiene humedad y que está perfectamente granulada. Para nosotros, es la top del mercado en términos de branding, mezclas, calidad y tipos de envase. Él tiene todos los formatos lo que lo hace merecedor de este premio”, explica Eduardo y agrega que quienes obtienen este reconocimiento es porque es un producto altamente recomendado por la asociación.
Miguel Valencia está orgulloso de sus logros y de los avances en su emprendimiento. Cuenta que de a poco empezó a tocar puertas para abrir locales y que un gran salto fue cuando pudo abrir 40 tiendas. Hoy ya cuenta con 96 locales a nivel nacional y pretende llegar a los 120.
“Como buen emprendedor uno parte insistiendo mucho hasta tener resultados. Ser ganador de Impulso Chileno es uno de los logros más grandes. Más que el premio en sí, fue el reconocimiento que vieran en mi proyecto algo que no se va derrumbar mañana, sino que es un proyecto que ya está andando y que hoy somos la mejor sal de mar en Chile”, comenta Miguel con orgullo.