Señor Director:
A propósito del caso de la ingeniera Pamela Chávez, quien no podrá asumir como directora de Codelco dada la duración de su carrera de pregrado, resulta impactante constatar cómo Chile pierde talentos con vocación de servicio público por normas y estatutos que no están al día con la realidad de las diversas trayectorias formativas que hoy las personas deciden escoger.
Resulta abrumador también pensar qué pasa con todas aquellas personas que estudian carreras de nivel superior técnico-profesional —cuya duración en general va de cuatro a seis semestres— que, obteniendo una buena educación, luego adquiriendo experiencia en el mundo del trabajo, y en muchos casos enriqueciéndose con estudios complementarios, quedan totalmente excluidos de acceder a cargos de dirección en el Estado, de nuevo, por el tiempo de duración de sus carreras de origen.
Los tiempos han cambiado, y por un lado, es un desafío para Chile revisar los requisitos para acceder a posgrados, magísteres y doctorados para promover la profundización y fortalecimiento de los conocimientos de las personas, donde hoy existen evidentes barreras de acceso para quienes provienen de la educación superior de nivel técnico, lo que no pasa en países que tenemos como referentes (OCDE). Por otra parte, es necesario repensar y buscar propuestas que permitan al Estado flexibilizar sus procesos de nombramiento de cargos estratégicos, reconociendo también la formación continua, la experiencia laboral y las competencias de las personas.
Lo que pasó con Pamela Chávez no solo muestra una falta de modernización del Estado respecto de los tiempos actuales, sino también levanta una alerta sobre la pertinencia de nuestro sistema de educación superior.
María Fernanda Orellana
Directora ejecutiva de MueveTP
Carta publicada en Diario El Mercurio